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UNA EUROPA FEDERAL COMO GARANTÍA PARA LA PAZ. EL “ESTADO MÍNIMO” COMO UN MODELO PARA LA UNIÓN EUROPEA.

Por Jack Birner [*]

Introducción

En 1939 Friedrich August von Hayek publicó “The Economic Conditions of Interstate Federalism” (“Las Condiciones Económicas del Federalismo interestatal”)[1], que, a la luz de la historia de la Comunidad Europea, merece más atención que la que ha recibido. ¿Qué lo hace tan interesante? Hay dos aspectos en cuanto a esta pregunta, uno con respecto al contexto histórico, y otro en relación a su lugar en el desarrollo del pensamiento de Hayek. Pero antes de comenzar a desarrollar esta publicación más detalladamente, permítanme dar un resumen.

“Las condiciones económicas del Federalismo Interestatal”

El artículo da una respuesta a una pregunta que, cuando fue publicado en septiembre de 1939, estaba en agenda del mundo entero: cómo asegurar la paz. Alemania había invadido Polonia el 1ero de septiembre, y aún cuando esto todavía era una amenaza no realizada al momento en que Hayek escribió el artículo, él debe haber sido consciente de que la guerra era un hecho inevitable. El problema al que él se dirigió era como evitar la guerra en el futuro. Su respuesta fue: la fundación de una federación de estados, por los cuales él quiso decir estados europeos. Una federación eliminaría las causas de fricción que podría conducir a la guerra entre sus miembros, mientras su fuerza combinada ejercería una gran presión disuasoria para otros estados o federaciones para hacer la guerra contra ello.

Pero una mera unión política no es suficiente para alcanzar este objetivo; es esencial que allí también exista un régimen económico común. La razón más importante es que la unificación económica es una condición necesaria para la unión política; sin ello la unión carecería de la coherencia necesaria interna y la solidaridad de intereses [2]. Otra razón es que, una vez que la unión política es un hecho, el gobierno federal conducirá una política exterior común [3]. Pero desde que en la práctica esto casi siempre concernirá a relaciones internacionales económicas, debe haber una política monetaria y fiscal común. La unión se convertirá en un mercado único, la abolición de políticas monetarias nacionales independientes conducirá a la adopción de una unidad monetaria común, mientras que el movimiento libre de personas y bienes hará necesario un régimen fiscal uniforme.

La coherencia interna económica y la solidaridad, sin embargo, no harán desaparecer los conflictos de intereses. Pero para el objetivo de paz y estabilidad la gran diferencia entre un conglomerado flojo de estados y una federación, recae en el hecho de que los conflictos de interés últimos estarán entre los grupos cuya composición varían continuamente en vez de entre grupos que consisten en los mismos individuos que son unificados por las mismas fronteras regionales o nacionales [4].

Una federación hace posible tanto la centralización como la descentralización: la delegación, o transferencia, de capacidades de estados nacionales al nivel federal, y la transferencia de poderes del estado a unidades más pequeñas.

El artículo comienza de la siguiente manera:

“It is rightly regarded as one of the great advantages of interstate federation that it would do away with the impediments as to the movements of men, goods and capital between the states and that it would render possible the creation of common rules of law, uniform monetary system, and common control of communications…. No less important are the requirements of a common policy for defence” (Hayek 1949 255).

Visto desde el punto de vista de los actuales espectadores, varios elementos de la federación que Hayek menciona y la manera que los vincula se asemeja a la descripción de la Unión Europea como es hoy, casi setenta años más tarde. Un mercado común, el movimiento libre de bienes y personas, la abolición de monopolios, la unificación monetaria, subsidiaridad, todos ellos son mencionados por Hayek. No sólo esto, con una excepción visible, a la cual volveré más tarde, encontramos aquí uno de los retos del orden del día de la Unión Europea, como la remota transferencia y la remota delegación de poderes nacionales al nivel europeo, la armonización fiscal, una política fiscal común, y una política exterior común.

El análisis de Hayek sobre los efectos de subvenciones y tarifas en general es directamente aplicable a uno de los grandes problemas que la Unión Europea no ha sido capaz de solucionar hasta el momento, la política agrícola común:

“Difficulties arise … when a tariff is used to assist a particular industry to grow more rapidly than it would do without it or to protect it against adverse influence which would make it decline. In these cases, in order to subsidize one particular group of people, a sacrifice is inevitably imposed on all the other producers and consumers” (Hayek 1949 262)

Por otro lado, la misma política agrícola común (PAC) puede ser vista como una falsificación de la idea de Hayek de que “it is difficult to visualize how, in a federation, agreement could be reached on the use of tariffs of particular industries” (Hayek 1949 263). Pero está bien recordar lo que Unión Europea ha alcanzado en total, en relación a los otros campos que aquel Hayek menciona. La PAC es una consecuencia en gran parte no planeada de circunstancias nacionales políticas dentro de un proceso peculiar histórico. El único dominio en el cual los elementos de federalismo como es propuesto por Hayek ha sido intentado, pero ha fracasado, en 1950, es el de una política de defensa común, que a la luz del objetivo de Hayek – el encuentro de un sistema político que evitaría la guerra – es de importancia particular. Esto es considerado como la primera falla de la Unión Europea como federación, pero hubo razones históricas por las cuales una unión defensiva podría haber incluido más que solo a los miembros de los estados Europeos.

El artículo de Hayek es de una larga y amplia tradición anglosajona de los promotores de federalismo, y la Primera Guerra Mundial reanimó el interés por esta forma de organización internacional:

“The British literature on federalism started to grow in the nineteenth century, with authors such as Acton, Bryce, Seeley and Sidgwick. Nowhere else in Europe was there at the time such a literature on federal government, which addressed federalism in Europe, in the empire, and in the United Kingdom itself, notwithstanding the importance of Tocqueville’s “Democracy in America” and Proudhon’s “Du principe fédératif”. The Westminster parliament had moreover established the federal constitutions of Canada in 1867 and Australia in 1900. An academic and political knowledge of federalism was therefore already established in the UK by the 1930s, when worries grew over the world situation.

Against this background, three young people decided that they had to do something to promote federalism and sought help from figures in the establishment. Lord Lothian and Lionel Curtis offered help, and Federal Union was launched in November 1938. By June 1940, it had recruited 12,000 members and had 225 branches throughout the country. It set up the Federal Union Research Institute, chaired by William Beveridge and which generated works by Lionel Robbins, Ivor Jennings and Barbara Wootton, among others. Federal Union secured widespread support from leading newspapers, politicians, academics and churchmen. It surely influenced the British cabinet’s enthusiastic approval of the proposal for union with France in June 1940” [5].

En los Estados Unidos, cuya historia y constitución eran la gran fuente de inspiración para federalistas continentales europeos, la idea de federalismo había sido estimulada por la publicación de un antiguo periodista del New York Times, Clarence Streit, del libro Union Now (Unión Ahora), en 1939 [6]. Esto es uno de los libros Hayek se refiere a en ECIF [7], pero es claro que él no lo había leído a fondo cuando escribió el artículo [8].

Lo que diferencia a ECIF de otras publicaciones, sin embargo, es que da un cuadro muy claro y coherente de una federación de estados que ha sido realizada, en gran parte, en la Unión Europea.

El lugar del “Federalismo Interestatal” en la obra de Hayek

La planificación

Uno de los asuntos que tomó en cuenta Hayek en ECIF es la planificación económica. Esto, desde luego, es un tema en el cual Hayek había ido a fondo antes de los años ´30. Sus contribuciones al debate sobre el socialismo habían acentuado los aspectos del conocimiento de la planificación central: los problemas de identificación, recolección y el tratamiento de la información necesaria, el problema que en un sistema con insuficiente libertad para iniciativas individuales mucho conocimiento permanecería no descubierto o fallarían en ser producidos, y el problema de cómo comunicar los resultados de la recolección y el tratamiento de información a las unidades vigentes y cómo comunicarlos lo suficientemente rápido.

En ECIF él no se enfoca tanto en esos problemas como sobre uno diferente – del cual él ya había hablado antes –, el de la necesidad de convenir, por la opción libre o por el empleo de fuerza, una escala común de valores. En aquel contexto observa que “such agreement will be limited in inverse proportion to the homogeneity and the similarity in outlook and tradition possessed by the inhabitants of an area” (Hayek 1949 264). Cuanto más grande el área, más difícil esto se hace, sobre todo si la misma comprende naciones diferentes. Ya que en aquel caso, el nacionalismo, que puede ayudar a conducir a un cierto grado de consenso general dentro de un país, ya no es fiable. La conclusión que Hayek deriva de esto es que, ya que los factores económicos son básicos en cuanto a la posibilidad de realización de objetivos económicos y no económicos, el gobierno federal tendrá aún menos margen para la regulación económica que los gobiernos nacionales:

 “The conclusion that, in a federation, certain economic powers, which are now generally wielded by the national states, could be exercised neither by the federation nor by the individual states, implies that there would have to be less government all round if federation is to be practicable…. The main point is that, in many cases in which it will prove impossible to reach … agreement [on whether and how to exercise the power necessary for economic policy], we shall have to resign ourselves rather to have no legislation in a particular field than the state legislation which would break up the economic unity of the federation. Indeed, this readiness to have no legislation at all on some subjects rather than state legislation will be the acid test of whether we are intellectually mature for the achievement of suprastate organization” (Hayek 1949 266).

El sistema monetario internacional

Lo que Hayek escribe sobre la necesidad de la unificación monetaria en ECIF directamente está inspirado por una serie de conferencias que él había dado en el Instituto de Graduado de Estudios Internacionales en Ginebra, dos años antes. Aquellas fueron publicados en el Monetary Nationalism and International Stability (Nacionalismo Monetario y la Estabilidad Internacional) [9] en 1937. El tema que Hayek direcciona allí es lo que nosotros ahora llamaríamos el problema de un área monetaria óptima

“The monetary relations between small adjoining areas are alleged to differ from those between larger regions or countries, and this difference is supposed to justify or demand different monetary arrangements. We are at once led to ask what is the nature of this alleged difference? This question is somewhat connected but not identical with the question what constitutes a national monetary system, in what sense we can speak of different monetary systems” (Hayek 1937 4) [10].

Pero a diferencia de Mundell, Hayek no lo plantea como una pregunta aislada. Él está interesado en el asunto porque busca una solución a otro problema diferente, que es el del ciclo de los negocios y las crisis económicas. Hayek está interesado en el diseño de un sistema monetario internacional que sea capaz de evitar la propagación de los efectos negativos del ciclo de un país a otro. Las conferencias son una extensión directa de su trabajo en la teoría de ciclo a un contexto internacional. Su propuesta para un sistema internacional monetario es una elaboración del concepto de dinero neutro que él había introducido con su trabajo sobre el ciclo de negocio.

Hayek sostiene el nacionalismo monetario es responsable de la provocación de la depresión de los años 1930. Por nacionalismo monetario él quiere decir:

“[…] the doctrine that a country’s share in the world’s supply of money should not be left to be determined by the same principles and the same mechanism as those which determine the relative amounts of money in its different regions or localities. A truly International Monetary System would be one where the whole world possessed a homogeneous currency such as obtains within separate countries and where its flow between regions was left to be determined by the results of the action of all individuals” (Hayek 1937 4) [11].

Y aun cuando él declara que es “a convinced believer in the international gold standard”  (Hayek 1937 XIII), indica que el patrón oro no es que la moneda homogénea [12].

Hayek considera que la combinación de política económica nacional que intenta mantener el nivel de precios, o el nivel de ingreso, constante y el sistema de tipos de cambio flexibles se constituye en un factor capaz de producir ciclos internacionales. Pero, porque él es al parecer escéptico sobre la posibilidad de convencer a los gobiernos nacionales de abandonar el objetivo de un nivel de precios constante, busca la solución en un sistema de tipos de cambio fijos. Esto, en su opinión, favorecería una redistribución internacional del poder adquisitivo como una consecuencia de cambios del comportamiento de la inversión.

 

Liberalismo

La siguiente ocasión en la cual Hayek  discute el federalismo es en el último capítulo de The Road to Serfdom (Camino a la Servidumbre), titulado “The Prospects of International Order” (“Las Perspectivas del Orden Internacional”). Lo que Hayek escribe allí acerca del orden internacional es inspirado por su ideal de una sociedad liberal. En particular, él elabora la idea que ya había criticado – más brevemente – en ECIF de que la cooperación internacional no debería tomar la forma de mayor planificación central. Como un ejemplo de esto menciona un plan para mejorar las condiciones de los habitantes en la Cuenca del Danubio y en Europa del Sudeste. Aquel proyecto propone una especie de Autoridad de Valle del Tennessee que tendría que determinar en el centro las necesidades relativas y las prioridades de todas las personas en aquellas regiones. Esto, dice Hayek, dejaría a cada uno descontento, porque hay siempre un plan diferente concebible bajo el cual los individuos particulares o grupos estarían mejor. En vez de fomentar a la paz y la estabilidad en aquellas regiones, este enfoque las minaría:

“Though there are no doubt many people who honestly believe that if they were allowed to handle the job they would be able to settle all these problems justly and impartially, and who would be genuinely surprised to find suspicion and hared turning against them, they would probably be the first to apply force when those whom they mean to benefit prove recalcitrant, and to show themselves quire ruthless in coercing people in what is presumed to be their own interests. What these dangerous idealists do not see is that where the assumption of a moral responsibility involves that one’s moral views should by force be made to prevail over those dominant in other communities, the assumption of such responsibility may place one in a position in which it becomes impossible to act morally” (Hayek 1937 169).

Jean Monnet

Hasta el momento, he vinculado la propuesta de Hayek para una federación con la Unión Europea. El hombre que a menudo es considerado como el padre de Unión Europea, Jean Monnet, repetida y explícitamente se refiere a una federación Europea [13]. Pero antes de la discusión de la idea de Monnet de una federación, déjeme dar un breve bosquejo de su carrera.

Breve biografía

Monnet nació en 1888, hijo de un propietario y director de una firma de transporte y destiladora de coñac que aún hoy lleva el apellido. El padre de Monnet vendió su coñac en todo el mundo y tenía una nueva casa construida sobre todo para recibir a clientes extranjeros. Consecuentemente, Jean Monet creció en una atmósfera internacional. Él era, sin embargo, lo opuesto de una persona apasionada por los libros y no era aún un buen alumno. Cuando tenía dieciséis años,  pidió permiso a su padre para dejar la escuela y viajar. Fue enviado a Londres, donde pasó los próximos dos años aprendiendo el idioma y hábitos ingleses como el invitado de un amigo de negocios de su padre. En 1906, a la edad de dieciocho años,  viaja a Canadá, donde representa la firma y logra importantes contratos con, entre otros, la Empresa de la Bahía de Hudson. Ahí se hace  conocido de muchas personas que más tarde van a ocupar posiciones claves (como Kindersley, que se hace miembro del consejo superior del Banco de Inglaterra y el posterior  director administrativo del Banco de Lazard de Londres). Remotos viajes lo llevaron a Escandinavia, Egipto y Rusia. Consecuentemente, Monnet creció en un entorno de negocios, donde pronto obtuvo una posición de gran responsabilidad. Volvió a Francia en 1914. Fue eximido del servicio militar debido a su salud, pero siguió el principio de la guerra con gran interés. Lo que pronto lo golpeó fue que la compra separada de armamentos y otro equipo de guerra por parte de Francia y el Reino Unido haciendo subir los precios. Por un amigo de la familia, el abogado Benon, que era también un amigo del primer ministro francés René Viviani, pidió ser recibido por el jefe del gabinete francés. Viviani estuvo de acuerdo con recibirlo, y Monnet le explicó su plan de coordinar los esfuerzos de guerra, y principalmente las compras de material, entre Francia e Inglaterra. Él usó su conocimiento de los Británicos para convencer al primer ministro de la viabilidad de su oferta, pero lo que puede haber inclinado el equilibrio es el hecho que Monnet había logrado en la solicitación el interés de la Empresa de la Bahía de Hudson por su enorme recursos financieros y de embarque. Viviani fue llamando a otros ministros para escuchar la oferta de Monnet, y pronto Monnet fue enviado a Londres como un enviado especial del francés con la tarea de intentar y convencer al gobierno británico de la necesidad de colaborar. Usando los contactos que había acumulado durante su permanencia en Londres él tiene éxito, pero al mismo tiempo se da cuenta que es necesario implicar a los Estados Unidos de América. Mediante una red de funcionarios Monnet establece un Control de Embarque Aliado. Monnet y otros funcionarios más tarde se unieron en el proyecto la Secretaría de Sociedad de Naciones. Después del armisticio Monnet volvió a París y participó en la conferencia de paz (su papel era al parecer demasiado modesto para ganar una mención en Economic Consequences of the Peace (Consecuencias Económicas de la Paz), de  Keynes. Estuvo implicado en la conformación de un esquema de cooperación de la posguerra entre Francia y Gran Bretaña, que era en cierta medida una extensión del esquema de cooperación que Monet había ayudado a crear durante la guerra. Después de trabajar para la secretaría de la Sociedad de Naciones, Monnet se hizo banquero en Nueva York y también asumió la dirección de la firma de coñac.

Un poco antes de la Segunda Guerra Mundial, el primer ministro francés Edouard Daladier envió a Monnet ante el presidente estadounidense Roosevelt para comprar aviones de guerra. Poco después de la invasión alemana de Francia y sus ataques sobre Inglaterra, Monnet bosquejó un plan que fue inspirado por su propuesta para la integración de las fuerzas aliadas durante la Primera Guerra Mundial. Propuso una “union indissoluble. Chaque Français, chaque Anglais jouirait dans chacun des deux paga de tous l droits du citoyen. Unión de ine douanière serait créé ainsi qu’une monnaie único. Las l dommages subis l de par deux pagan seraient réparés solidairement” (Monnet 1976 21). Esto iba mucho más lejos que la oferta de la Primera Guerra Mundial de integrar las fuerzas navales y el almacenamiento de alimentos; esto se lee como un temprano esbozo de la posterior Comunidad Económica Europea. Esta oferta, escrita el 14 de junio y, con la ayuda de Lord Halifax para ser aceptada primero por Churchill (quien permaneció escéptico) y por el gabinete británico (para sorpresa de Churchill) fue puesta en riesgo por la decisión del gabinete francés de negociar un armisticio separado con Alemania. En este contexto Monnet escribe que esta inconsistencia era imposible entender para los Británicos: “L’empirisme britannique, qui a ses limites, ne pouvait expliquer des demarches aussi contradictories…” (Monet 1976 26). Pero justo a tiempo, el primer ministro francés Reynaud recibió la conformidad [14], primero por de Gaulle, y luego por Churchill él mismo, de que la unión propuesta era la línea oficial del gobierno británico. Pero esa noche Reynaud dimitió y Pétain se alzó como primer ministro francés.

Monnet acentúa su falta de temperamento para la política y su preferencia para soluciones tecnócratas cuando escribe:

“Mais je n’avais pas vocation à m’occuper continûment des affaires d’Etat et le cours normal de ma carrière ne me prédisposait pas à traiter les problèmes internationaux sous l’angle de la souveraineté nationale. Une chose est sûre, toutefois : j’avais déjà rencontré ces problèmes à plusieurs occasions dramatiques, et il était clair qu’ils formaient obstacles à l’entente entres les hommes, à l’action commune et au progrès de la société” (Monnet 1976 37).

Jean Monnet podría ser considerado el Juana de Arco moderno: circunstancias y habilidades personales muy especiales le permitieron comenzar a jugar un papel importante en el campo de las relaciones internacionales. Durante las dos guerras mundiales su convicción de que la cooperación internacional era importante había sido reforzada pero él también había aprendido lo difícil que era alcanzarlo.

 

El federalismo según Monnet

Fueron estas dificultades las que probablemente condujeron a Monnet a comenzar a pensar en una federación como un marco estable para la colaboración internacional. Al escribir sobre la OCDE en su autobiografía, cita de una carta que él escribió en 1948:

“Quand je pris connaissance de cet accord, je vis la faiblesse congénitale d’un système qui ne dépassait pas le stade de la simple cooperation intergouvernementale. Une seule ligne d’un certain article 14 ruinait toute forme d’action comune. Dans une lettre, je fis part de mes réflexions à George Bidault.

L’effort de différents pays, dans les cadres nationaux actuels, ne sera pas à mon avis suffisant. En outré, l’idée que seize pays souverains coopéreront effectivement est une illlusion. Je crois que seule la creation d’une federation de l’Ouest, comprenant l’Angleterre, nous permettra en temps voulu de régler nos problèmes et finalement d’empêcherla guerre. J’en sais toutes les difficultés – peut-être l’impossibilité, mais je ne vois pas d’autre solution, si le répit nécessaire nous est accordé” (Monet 976 392).

Al igual que Hayek, Monnet ve la federación como el medio de mantener la paz. Pero la razón principal de su propugnación de una forma federal para Europa unida es que no creyó que una organización para la cooperación económica y el desarrollo pudiera estar basada en la cooperación entre estados soberanos, sino que para alcalzar esto  era necesaria una forma que restringiera las soberanías nacionales.

Dos años más tarde, en 1950, en una reunión crucial para firmar al acuerdo lo que entonces todavía llamaban la Alta Autoridad de Carbón y Acero, la idea de una federación fue transpuesta al contexto de la Comunidad Europea, pero con el mismo argumento:

“A Spierenburg [the Dutch representative] je rappelai que les formes de coopération intergouvernementales n’avaient jamais abouti à rien:“Je comprends que l’on puisse avoir de sérieuses apprehensions devant le changement radical que représente l’initiative française. Mais rappelez-vous que nous sommes ici pour créer une Communauté européenne. L’autorité supranationale n’est pas seulement l’organisme le mieux en mesure de régler les problèmes économiques, elle est l’amorce d’une fédération” (Monet 1976 474-5).

Aparte de la necesidad práctica y urgente de convencer al jefe de la delegación holandesa, la retrospección nos permite admitir que la idea de Monnet, que la Comunidad Europea para el Carbón y el Acero sería “el gorro de percusión” para lanzar la Unión Europea, muestra en su visión a largo plazo.

¿Dónde Monnet obtiene la idea sobre una federación? Es probable que esto nació de su experiencia durante las Primera y Segunda Guerra Mundial, cuando él estableció una forma avanzada de cooperación entre los gobiernos franceses y británicos. Parece probablemente que más tarde su idea de una federación cristaliza alrededor de la oferta realizada por Clarence Streit de una Unión de Democracias. Cp. Roussel (1996 265): “Avec son ami John Foster Dulles et en liaison avec Clarence Streit, il [Monnet] échafaude semble-t-il un projet d’union des démocraties, dans la ligne de l’union franco-britttannique”. A memorandum that Dulles sent to Monnet mentions the possibilities of the creation of a common defence of the democratic countries under the guidance of the American president, the creation of a supreme economic council for the coordination of the economic activities of the member countries, and the creation of stable and freely exchangeable currencies. Roussel cites John McCloy, who in 1982 said: “Je suis convaincu que Monnet forgea en grande partie son idée d’une communauté européenne au cours de son séjour aux Etas-Unis, à partir des considerations que lui insiprèrent l’étendue et la profondeur continentale de l’économie amércaine et de ses marches” (Roussel 1996 379).

Muchas de esas propuestas federalistas habían sido formuladas del descontento por la Sociedad de Naciones (en el cual Monnet había participado).

Lo que Monnet (1976) escribe en la página 38 de su autobiografía, deja claro que él reconstruye su propuesta para una Europa unida a la luz de sus experiencias más tempranas durante la Primera Guerra Mundial, para la Sociedad de Naciones, y durante la Segunda Guerra Mundial:“Cette leçon [viz., “[q]uand les peoples sont menacés par un même danger, on ne traite pas séparément  les différents interêts qui concourent à leur destin.”] que j’avais insufisamment perçu pendant la guerre précédente, puis à la Société des Nations, et dont nous n’avions plus le temps de tirer profit pour résister au premier assaut des Allemands, j’étais bien décidé à m’en souvenir dès que l’occasion d’une action conjointe se présenterait à nouveau”.

Las posteriores actividades de Monnet habían conducido a la creación de la Alta Autoridad para el Carbón y el Acero y la Alta Comisión para Planificar en Francia, que guardan en común un enfoque sobre la cooperación y la coordinación que es más típico de una economía de guerra que de una economía en el tiempo de paz. Parte de esa mentalidad de guerra, Monnet, que fue el primer director de la oficina de planificación francés, luchó exitosamente contra las tentativas de políticos para convertir aquella institución tecnócrata en un ministerio (lo cual estaría sujeto al control político). Esto está el duro contraste con la idea de Hayek de que la planificación centralizada de la economía no era un asunto tecnócrata sino que requería decisiones políticas claras sobre las prioridades. En la Francia de la segunda posguerra, aquellas prioridades, sin embargo, fueron establecidas por la oficina de planificación (obviamente de acuerdo con el Gabinete, pero no en un manera que haya hecho de estas prioridades el objeto del proceso de decisión democrático).

Mientras que para Hayek la Autoridad de Valle del Tennessee era un ejemplo negativo, Monnet le manda un modelo para la organización de planificación francesa económica después de la Segunda Guerra Mundial. Él había enviado a un colaborador para estudiar la Autoridad de Valle del Tennessee. Sobre su vuelta este hombre propuso de organizar la región de Bas Rhône-Languedoc a lo largo de las mismas líneas para servir que un ejemplo para la agricultura francesa y europea. Pero luego se dio cuenta de que la autoridad de planificación francesa carecía del poder necesario. La reacción de Monnet fue:

Mais ce pouvoir, nous l’avons! lui dis-je. Le pouvoir, c’est convaincre, c’est communiquer la volonté de faire le plan. Si le plan n’était pas réaliste, il ne serait pas realisé. Ce n’est pas nous qui le ferons, ni l’administration imposant des règlements. Ce seront les industriels, les commerçants, les agriculteurs. Mais s’il échoue, ce sera notre responsabilité” (Monnet 1976 398).

Los miedos sobre la planificación económica que Hayek había expresado no se materializaron en el caso del ECCS. Sería demasiado ingenuo atribuir esto a lo que Monnet dice sobre la necesidad de la autoridad de planificación francesa de tener el poder de ejecutar el plan. La respuesta con mayor probabilidad es buscada en lo que Monet en su autobiografía describe como el método del Plan de Schuman. Lo que él quiere decir por esto puede ser encontrado, por ejemplo,  en las páginas 571-572 de su autobiografía. Allí escribe que “La Communauté” que ayudó a desarrollar eliminó la tentación de que los países explotaran sólo para sí mismos las oportunidades que las ventajas naturales, la guerra o el destino les habían ofrecido. El medio por el cual el ECCS alcanzó esto era corrigiendo desigualdades naturales y estableciendo las condiciones para la competición leal [16]. Con lo que Monnet contaba era que el espíritu de estas reglas harían cambiar actitudes:

“je savais que les hommes placés dans une situation de fait nouvelle, ou dans un système d’obligations différent, adaptent leur comportement et deviennent autres. Ils deviennent meilleurs si le contexte nouveau est meilleur:c’est l’histoire tout simple du progrès des civilisations, et c’est l’histoire de la Communauté européenne”.

Consecuentemente, él contó con el compromiso de los países compañeros al nuevo juego de reglas, la solidaridad que habría sido creada (“ce sont maintenant des difficultés internos, comme células que réglont normalement à l’intérieur de nos pays…” (Monet 1973 572) [17]; cp. también la carta al primer ministro Bidault, que menciona  “[l]a solidarité de production” (Roussel 1996 521). Esto aún suena algo idealista, pero considero justo decir que esta era la interpretación de Monnet del éxito de sus esfuerzos durante la Primera y Segunda Guerras Mundiales. Es natural para un hombre no intelectual y práctico (“un empirista” sería la expresión de Monnet) buscar esta clase de mecanismo personal más bien que buscar explicaciones teóricas.

Monnet siguió un acercamiento tecnócrata de la planificación, a lo cual Hayek siempre se opuso fuertemente, diciendo “the fallacy that economic planning is merely a technical task, which can be solved in a strictly objective manner by experts, and that the really vital things would still be left in the hands of the political authorities”. Él continúa:

“Any international economic authority, not subject to a superior political power, even if strictly confined to a particular field, could easily exercise the most tyrannical and irresponsible power imaginable. Exclusive control of an essential commodity or service… is in effect one of the most far-reaching powers which can be conferred on any authority. And as there is scarcely anything which could not be justified by “technical necessities” which no outsider could effectively question… there is little possibility of controlling that power.

The kind of organisation of the resources of the world under more or less autonomous bodies, which now so often finds favour in the most surprising quarters, a system of comprehensive monopolies recognised by all of the national governments, but subject to none, would inevitably become the worst o*f all conceivable rackets – even if those entrusted with their administration should prove the most faithful guardians of the particular interests placed in their care” (Hayek 1937 169-70).

Uno de los puntos principales que Hayek hace en ECIF es que es indispensable crear una base económica común antes de derivar esfuerzos para una unión política. En una perspectiva Hayekian, uno quizás podría decir que los efectos negativos del acercamiento tecnócrata de Monnet a la creación de Europa unida eran más que compensado por el hecho que él comenzó con la creación de una cierta medida de unidad económica, cuyo primer paso era el ECCS.

En el caso del sistema europeo monetario, sin embargo, otra de las predicciones de Hayek realmente vino cerca de la realización. El antiguo director ejecutivo del banco central holandés, Thomas Szász asistió a todas las reuniones principales que tarde o temprano condujeron al establecimiento del Banco Central Europeo. Él relata sus experiencias en The Road to European Monetary Union. Allí él describe como Francia quiso el establecimiento del Banco central europeo y la introducción del euro como el medio de guardar una posición de poder en asuntos monetarios en Europa [18]. Esto se lee como un ejemplo exacto del mecanismo Hayek tenía en mente cuando él escribió, en RS: “while the great Powers will be unwilling to submit to any superior authority, they will be able to use those “international” authorities to impose their will on the smaller nations within the area in which they exercise hegemony” (Hayek 1937 171). Esta estrategia del gobierno francés indica que el sueño de esplendor francés, de la herencia de de Gaulle, tenía por encima de la cabeza sobre el espíritu de federalismo. Pero el hecho que los franceses no pudieran escaparse con su objetivo es el testimonio de que Unión Europea al menos había alcanzado algún progreso en la dirección de una organización europea federal con “an international political authority which, without power to direct the different people what they must do, must be able to restrain them from actions which damage others” (Hayek 1937 172).

 

Conclusión

El fracaso de no tener una Constitución Europea aprobada por todos los Estados miembros es sólo una indicación de las dificultades y resistencias con las cuales el proceso de federalización se ha encontrado. (Básicamente, los promotores de esta constitución no han aprendido las lecciones de Hayek y Buchanan que, para muchas personas de entornos culturales diferentes para estar de acuerdo sobre un juego de reglas, estas reglas sólo pueden ser muy generales y, en última instancia, casi vacías de contenido. Buchanan hace este punto muy claro en su libro The Limits of Liberty (Límites de la Libertad). Cp. Hayek 1939, 271: “Government by agreement is only possible provided that we do not require the government to act in fields other than those in which we can obtain true agreement.”(El gobierno mediante el acuerdo solo es possible dado que no require que el gobierno actue en otras areas en la cual no pueden obtener total acuerdo).

Hayek no está en contra de una constitución federal, pero observa que, mientras esto debe dar fuertes poderes a la autoridad supranacional para hacer cumplir la ley, al mismo tiempo debe servir para guardar tanto autoridades internacionales como nacionales de ejercer poderes tiránicos. Su verdadero interés en una federación se deriva de su ideal de una sociedad liberal – una sociedad internacional – con un estado mínimo. No sé de ninguna referencia que Hayek haya hecho de Monnet. Pero él debe haber sido desconcertado por el enfoque tecnócrata favorecido y cultivado por Monnet. Sin duda hubiese condenado los métodos constructivistas de Monnet.

¿Pero fue Monnet un “constructivista”? Una respuesta interesante puede ser encontrada en un documento citado en las pp. 74-5 de su autobiografía. El documento fue escrito por Monnet en 1918, cuando él era un enviado especial del gobierno francés en Londres. Monnet había conseguido que los aliados asignaran su tonelaje de embarque conjunto disponible al transporte de alimento, y que los víveres ingleses parcialmente fuesen destinados – a costa del consumo interno – a Francia, donde había una escasez severa de alimento. Monnet no consideró, sin embargo, esta solución centralizada, que anuló intereses individuales y derechos de propiedad, como la solución final:

Les conclusions auxquelles nous sommes ainsi amenés peuvent au premier abord paraître en opposition avec les principes si sages proclamés par le président Wilson et aux termes desquels nous devons tous tendre dans la plus large mesure vers la liberté pour les individus et pour les nations, en évitant autant que possible les barrières économiques.

La contradiction n’est qu’apparente, car nous insistons sur ce point que tout en considérant le maintien de l’état de choses économique actuel comme nécessaire en raison de la situation exposée ci-dessus, nous n’envisageons cependant qu’à titre provisoire, et précisement pour permettre aux différents pays de passer sans heurt trop violent à cet état de liberté qui est le but que nous nous proposons tous d’atteindre. Pour y parvenir, il est indispensable qu’au cours de la période que l’on pourrait appeler de “reconstitution” on ne passe de l’un à l’autre régime qu’au moyen d’une série de mesures inspirées de deux principes et tendant à ramener graduellement les nations à la liberté économique.”

Consecuentemente, este hijo de un productor y expedidor del coñac, con sus raíces firmes en el negocio privado, ve la centralización de transporte durante e inmediatamente después de la Primera Guerra Mundial como un medio temporal de alcanzar la libertad económica. Desde luego, el texto analizado más arriba puede ser visto como una concesión a los EE.UU. que era necesaria para obtener la cooperación de aquel país. Pero, aún en caso de esto, no representa las convicciones de Monnet, al menos puede ser visto como una oportunidad donde él se fue del espacio de la libertad económica, una oportunidad que puede haber inspirado sus acciones después de la Segunda guerra mundial, cuando él fue puesto las fundaciones para la CEE posterior.

Lo que su biografía claramente muestra es que Monnet vio la importancia, durante y después de la Primera Guerra Mundial, de acción concertada, en la cual los intereses a corto plazo de cada uno de los aliados fueron suspendidos para crear una situación que aumentó la ventaja a todos ellos. Sobre el punto de partida para emprender la acción común – la planificación en forma de central o una forma más débil de cooperación – no hay ningún desacuerdo entre Monnet y Hayek ”…on ne peut obtenir un effort commun que si l’on définit communs.” (Mémoires 15). Pero Hayek considera este enfoque errado para unidades más grandes como un estado o – aún peor – en el nivel de cooperación entre estados. Monnet está convencido – también más tarde, al establecer las bases de la CEE – que temporalmente puede imponer un acercamiento centralizado para crear las condiciones para la libertad del individuo. Para Hayek, por otra parte, el papel de las consecuencias no planeadas es tan importante que él condena este enfoque como el primer paso sobre la cuesta deslizadiza sobre la que inevitablemente conduce al socialismo.

¿Cuál debería ser la conclusión? Monnet era un francés muy atípico, que estaba más preocupado con el encuentro de soluciones inmediatas con problemas prácticos urgentes – pero no sin tener una visión de que quería alcanzar en el largo plazo.  Con lo que él no estaba preocupado era por los ideales como el esplendor francés (una fuente recurrente de choques con el general de Gaulle). Él no tenía ningún respeto por las autoridades porque eran autoridades, pero tenía la misteriosa capacidad de identificar a la persona que en una situación particular podría ser útil para realizar sus objetivos, sin importar si aquella persona era un humilde estadístico o un político. Él no era un antiintelectual, pero no era muy culto (no termino el colegio) y tenía más de un ojo para las consecuencias inmediatas de cambios del exterior mundial los estudios de los intelectuales que para sistemas teóricos y las consecuencias posibles de sus usos a la realidad. Él fue muy impresionado por lo que repetidamente refiere como el empirismo de los Británicos, por los cuales al parecer quiso decir su sentido práctico.

Hayek era casi la antítesis. Leía extensa y apasionadamente – muy por encima del promedio -, interesado en la vida y el poder de ideas. Eso, después de todo, era sobre lo que se trataba su libro Camino de Servidumbre (Road to Serfdom), como en la mayor parte de sus otras publicaciones. Siempre rechazó ser parte de las comitivas de gobierno. Desde una temprana edad ya tenía ideales muy claros y definidos, ideales liberales. Él estaba convencido de la necesidad de tener principios claros y sanos, sin los cuales, como él dice en el “Individualismo: Verdadero y Falso” (“Individualism: True and False”), vamos a la deriva.

Tanto Hayek como Monnet abogaron por el federalismo, pero, en parte, por motivos diferentes. Monnet, porque consideraba que una federación era el medio de garantizar la colaboración entre los estados nación. Hayek, porque lo consideró una forma de organización internacional que evitaba el peligro de centralización y nacionalismo. El énfasis sobre el federalismo en ECIF cede el paso, cuatro años más tarde, en RS, a una sociedad liberal. Y aún más tarde, en The Constitution of Liberty (La Constitución de la Libertad), cita a Lord Acton quien afirma que “[o]f all checks on democracy, federalism has been the most efficacious and the most congenial… The Federal system limits and restrains sovereign power by dividing it, and by assigning to Government only certain defined rights. It is the only method of curbing not only the majority but the power of the whole people…” (Hayek, 1960, p 184). Hayek entonces explica que aún más importante para limitar el poder de gobierno que la “mutual jealousy” entre autoridades separadas “is the fact that certain kinds of coercion require the joint and co-ordinated use of different powers or the employment of several means, and, if these means are in separate hands. Nobody can exercise those kinds of coercion”. Y con su último gran trabajo, Law, Legislation and Liberty (Derecho, Legislación y Libertad), la atención dada al federalismo y a asuntos internacionales en general es mínima. Consecuentemente, al final, el interés principal de Hayek es el ideal liberal de un estado mínimo que garantiza la libertad del individuo, y una federación es el medio de alcanzar aquel objetivo.

Monnet, a pesar de su experiencia en el sector privado, está menos preocupado con la libertad del individuo. Una forma federal de cooperación internacional de estados para él es el medio para comprender la cooperación estable y continua entre aquellos y para evitar el desperdicio económico que es el resultado de monopolios y competencia entre estados nación.

Pero lo interesante consiste en que el hombre a quien Hayek habría criticado por su “enfoque constructivista” fue una figura clave trayendo el ideal de Hayek de una federación de estados en un contexto de libre mercado y con la transferencia de poderes al nivel local más cerca a su realización.

Notas

 

[*] Artículo publicado el día 24/10/2013 en www.CATALACTICA.com.ar. Título original. “A Federal Europe as a guarantee for Peace. The ‘minimal state’ as a model for the European Union”. El autor, Jack Birner, es profesor de Economía y Filosofía de las Ciencias Sociales del Departamento de Ciencias Sociales de la Escuela para Estudios Internacionales de la Universidad de Trento, Italia. Entre sus publicaciones se destacan: The Cambridge Controversies in Capital Theory; A Study in the Logic of Theory Development (Routledge, 2001); Markets, Information and Communication. Austrian perspectives on the Internet economy (co-editado con Pierre Garrouste, Routledge, 2003); F.A. Hayek as a Poltical Economist. Economic Analysis and Values (co-editado con Thierry Aimar and Pierre Garrouste, Routledge, 2001); Hayek, Co-ordination and Evolution; His Legacy in Philosophy, Politics, Economics, and the History of Ideas (co-editado con Rudy van Zijp, Routledge, 1994). Además, ha publicado numerosos artículos. La traducción para www.CATALACTICA.com.ar estuvo a cargo de la Mg. Verónica Mussio, contando con la correspondiente autorización del autor. Las ideas y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente coinciden con las de la traductora o las del Comité Editor de www.CATALACTICA.com.ar.

[1] En The New Commonwealth Review. Esto es incluido en Individualism and Economic Order (Hayek 1949). En este trabajo el artículo será referido como ECIF.

[2] Mas tarde, Hayek acusó a los sociólogos de interpretar solidaridad como altruismo. Cp. Birner & Ege 1999.

[3] En el artículo, una política exterior común siempre es mencionada junto con una política de defensa común. Hayek se refiere al hecho histórico de que todos los países que han combinado su defensa y su política exterior, también tenían una política económica común, y agrega que aún resta por verse si la Commonwealth después del Estatuto de Westminster de 1931 es una excepción

[4] Lo que Hayek describe (pp. 257-258) es lo que los sociólogos modernos llaman una red de lazos débiles. Esta es una elaboración de un tema que Hayek ha introducido en  “Economics and Knowledge” (cp. Birner & Ege 1999 and Birner 1996).

[5] http://www.federalunion.org.uk/about/history.shtml

[6] Disponible  http://www.constitution.org/aun/union_now.htm

[7] En p. 270

[8] En RS Hayek llama la atención hacia otro libro que arriesga ser descuidado debido the  “flood of federalist publications which in recent times has descended upon us”. ¿Incluyó él el libro de Streit en esta corriente? Si fue así, él lo habría leído mientras tanto, pero no le habría gustado esto.

[9] De aquí en adelante nos referiremos a dicha obra como MN.

[10] Robert Mundell fue premiado con le Premio Nobel de Economía por su teoría de las áreas monetarias óptimas en 1999. Los argumentos de Hayek son muy similares a los de Mundell, lo curioso, según mi conocimiento, es que Mundell no se refiere a Hakek.

[11] Agregando el hecho de que Keynes es un defesor del nacionalismo monetario, en el sentido general y tradicional no tiene nada que ver con ello. Un halago dudoso, de hecho!

[12] En Bordo & Eichengreen 2001 el análisis del desarrollo y las consecuencias del patrón oro es sorprendentemente similar lo que Hayek expone en MN, sin referirse a él. Él sólo se especializa en la diferencia de que ellos se refieren a la investigación reciente que según los autores sugiere que los tipos de cambio flexibles que estaban en el vigor entre 1931 y 1936 puedan haber sido ” no completamente malos “(ibid. 63).

[13] Cp. Por ejemplo en su bibiografía, pp. 392, 475 and 586

[14] Un texto interesante, cp. pp. 28-9

[15] Cp. also Duchêne 1994, 345 n. 1, donde se declara que Streit había tenido  intercambios a través de Dulles, con Monnet sobre una Unión de las Democracias que también tendrían que incluir Europa. Monnet no menciona Streit en su autobiografía.

[16] Cp. Birner & Ege 1999. A pesar de que tanto Monnet como sus biografos destacan que no era un francés no típico, en su énfasis sobre la solidaridad continua con la tradición del sociólogo francés Durkheim.

[17] Notar la similitud de lo que Hayek observa  sobre la solidaridad entre una federación en  ECIF.

[18] Recomiendo que los que – naturalmente – encuentran esta sentencia paradójica lean el último capítulo de 1999 Szász, y en el párrafo particular. 22.2. Para dar solamente un anticipo, reproduzco la cita del entonces gobernador del banco central francés, de la Rosière: “Only collective management of a single currency inside a well-balanced and independent institution will allow France to participate fully in the European monetary decision making process and provide the best guarantee for the exercise of national monetary sovereignty”.

Bibliografia

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