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R. PREBISCH… A VEINTIOCHO AÑOS DE LA PARTIDA DE “EL GRAN HERESIARCA”.

Por Leandro A. Verón.


“No hay que confundir el conocimiento reflexivo de lo ajeno

con una sujeción mental a las ideas ajenas”.

Raúl Prebisch. [*]


En ocasión del vigecimoctavo aniversario de la partida del economista latinoamericano más conocido en el mundo, nos encontramos con un renovado interés en su pensamiento. Este interés se ha manifestado en mayor grado a causa del nefasto final de la llamada “hegemonía neoliberal” en Latinoamérica y de la última gran crisis del capitalismo global.


En conmemoración de su fallecimiento, el día 29 de Abril de 1986, es que consideramos oportuno realizar estas notas sobre el pensamiento de Raúl Presbich, “el Gran Heresiarca” como fue llamado por Celso Furtado en el apogeo de su fama. Motivándonos la creencia de que es imposible para un estudiante de economía comprometido con su ciencia, no interesarse en el pensamiento de un autor que ha influido, en el grado que Prebisch lo hizo, en sus contemporáneos y generaciones futuras.


Realizaremos un sintético resumen de los hechos más destacados de su vida. Luego analizaremos brevemente la evolución de su pensamiento, basándonos en los artículos realizados por algunos de sus seguidores más destacados, los cuales serán citados oportunamente. Dándole especial atención a su más célebre trabajo, “El desarrollo de la América Latina y algunos de sus problemas” [1], por ser considerado el pilar fundacional de la Escuela Estructuralista Latinoamericana.



VIDA Y OBRA.


Raúl Prebisch, nació en Tucumán, Argentina, el 17 de abril de 1901. En 1918, ingresó como alumno en la U.B.A., aunque se recibió de contador, nunca retiró el título, y cuando comenzó el doctorado no lo completó. Desde 1920 trabajó en la facultad como ayudante, siendo designado en 1925 profesor interino de Economía Política. Siguió trabajando como profesor en la U.B.A. hasta 1948, cuando fue despedido por motivos políticos.


En 1922, fue designado Director de estadísticas de la Sociedad Rural Argentina y desde mediados de 1927 organizó la Oficina de Estudios Económicos del Banco de la Nación Argentina. Con la Revolución Salvadora de 1930 entró a la función pública, siendo titular de la subsecretaría de Hacienda. A comienzos de 1933, fue simultáneamente asesor de Federico Pinedo, ministro de Hacienda, y de Duhau, titular de Agricultura (ad honorem, mientras conservaba su cargo en el BNA); Fue nombrado gerente general del Banco Central de la República Argentina (BCRA), en mayo de 1935, fecha de su creación, hasta que renunciara obligadamente en octubre de 1943, por motivos políticos.


En 1947 recibe un ofrecimiento, el cual termina frustrándose por cuestiones políticas, para trabajar en el Fondo Monetario Internacional (FMI). En 1949, como comentamos anteriormente, presenta su célebre trabajo “El desarrollo de la América Latina y algunos de sus problemas”. Entre 1950 y 1963 se desempeña como secretario general de la Comisión Económica para la América Latina (CEPAL), y luego entre 1964 y 1969 como titular ejecutivo de la Oficina de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNTAD).


En 1955, durante su gestión en la CEPAL, fue convocado por la Revolución Libertadora, para efectuar un diagnóstico de la situación económica, con sus correspondientes propuestas, para lo cual entregó el trabajo titulado “Moneda sana o inflación incontrolable” y “Plan de restablecimiento económico”, el 9 de enero de 1956, denominado informalmente el “Informe Prebisch”. En 1962 en el marco de la CEPAL crea el Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social (ILPES) del cual será su director luego de 1969. Regresa nuevamente a la Argentina como asesor económico presidencial del Dr. Alfonsín, en abril de 1984, renunciando al cargo a comienzos de 1985. Fallece en Santiago de Chile el día 29 de Abril de 1986. A lo largo de su vida recibió una decena de doctorados honoris causa, como por ejemplo en Columbia (EEUU), Punjab (India), Edimburgo (Escocia), Bar-Ilan (Israel) entre otros.



PREBISCH… ¿EL ORTODOXO?


Generalmente en el estudio de su pensamiento se suele hacer una distinción en cuanto a dos etapas, la primera sería la anterior a formar parte de la CEPAL, y la segunda su etapa cepalina. Se suele decir que en su primera etapa Prebisch era un pensador neoclásico, para recién luego mutar a uno heterodoxo. Respetando la división clásica, aquí describiremos algunos puntos sobresalientes del pensamiento de su primera etapa, siguiendo en ésto a Gurrieri (2001) y OʼConnell (2001) principalmente.


El Prebisch “que escribía a fines de los años veinte y comienzos de los treinta [...] estaba más preocupado por lo que podrían denominarse problemas macroeconómicos de corto plazo [...] [que por] lo que más adelante se denominarían problemas del desarrollo, a los que dedicó sus años cepalinos” (OʼConnell 2001 54). En esta etapa le preocupaban los problemas relacionados al “ciclo económico argentino”. En un primer momento llaman principalmente su atención los problemas de la desigualdad y la vulnerabilidad externa de la economía argentina. Nota una desigual distribución de los beneficios del crecimiento económico basado en el modelo agroexportador, y ve como causa de esto la concentración de la propiedad de la tierra en el país. En cuanto a la vulnerabilidad externa, cree que surgen del mismo modelo agroexportador, el cual depende tanto de las condiciones climáticas como de los precios, la demanda externa y los flujos de capital, todos los cuales son extremadamente inestables y hacían a la economía argentina vulnerable.


En esta primera etapa es en donde desarrolla su teoría del “ciclo argentino”, en donde resalta la importancia de los factores externos en el desarrollo de éste, girando su mecánica en torno al crédito, la expansión y contracción monetaria y su impacto sobre los niveles de importación. Resumidamente consistiría en: una entrada de metálico (o divisas) por motivo de un aumento de la demanda de exportaciones (debido a condiciones del mercado externo), junto con un flujo positivo de empréstitos e inversiones externas. Esto genera la expansión del circulante y el crédito bancario, lo que aumenta la actividad económica y el gasto del gobierno, lo que culmina en un crecimiento excesivo y artificial de la economía y del presupuesto público [2]. Este crecimiento artificial de la economía trae con sigo el déficit de la balanza de pagos por el crecimiento de las importaciones y de los pagos del servicio de la deuda privada y pública [3], lo cual genera una disminución de las reservas y el circulante (o una depreciación de la moneda), por lo que comienza una caída del crédito. Esto desacelera la actividad económica y se entra en una etapa descendente, con la liquidación de activos “artificiales” y la paulatina caída de las importaciones, lo que genera una nueva entrada de metálico que permite cancelar las deudas e ir reactivando la economía nuevamente, dando inicio a un nuevo ciclo [4].


En este análisis encontramos una de las razones por la cual suele considerárselo, en esta etapa, un ortodoxo ya que “Prebisch defiende en ese entonces la idea de que la liquidación de activos propiciada por la aplicación del régimen del patrón oro permite ʻsanearʼ la economía de los excesos de la expansión ʻartificialʼ y derrotar a las fuerzas emisionistas y especulativas” (Gurrieri 2001 73). Y “de manera paradójica, en aquellos años Prebisch combina su visión crítica del patrón primario-exportador con la convicción de que las reglas del patrón oro permiten “sanear” a la economía de los excesos monetarios y fiscales y de los desajustes del sector externo, constituyéndose así en el mecanismo idóneo para recuperar el equilibrio macroeconómico, disciplinar a las fuerzas sociales y retomar el crecimiento. [...] Lo paradójico es que al mismo tiempo que llamaba la atención sobre la importancia de los factores externos en la dinámica de los ciclos aceptaba que la política económica se basase en un mecanismo que responsabiliza a los factores internos de los desequilibrios externos” (Gurrieri 2001 75). Sin embargo, es innegable, que este análisis es la base de su posterior heterodoxia, en cuanto muestra una dicótoma de país primario y país desarrollado, con una interdependencia funcional que puede ser fácilmente interpretada como una “relación funcional de dominación” (tal cual luego ocurre con la teoría de la dependencia de Cardoso y Faletto; y Dos Santos).


En esta etapa también se da su entrada a la función pública argentina, en medio de un contexto de cambio de las reglas de juego y de un escenario internacional que cada vez era más cerrado y proteccionista. No hay dudas que Prebisch fue un tecnócrata pragmático en sus funciones, pero su actuación demuestra también sus convicciones. Si bien promovió la creación del Banco Central y políticas intervencionistas (como por ejemplo en el mercado de cambios), en esta etapa creía que deberían ser temporales o de uso moderado. Por ejemplo, pensaba “que dadas las características del ciclo en la Argentina el Banco Central debía intervenir para atenuar las fluctuaciones, utilizando para ello instrumentos de absorción. En cambio —según él—, el redescuento tendría sólo una función transitoria” (Cortés Conde 2001 85). Promovía el uso del aumento de los encajes en los auges para aminorar la expansión de los créditos, y el descenso de estos encajes en las depresiones para suavizar la caída del circulante y la contracción económica excesiva de esta etapa. En cambio solo veía el uso de los redescuentos como adecuados en caso de una mala cosecha o de un descenso de las exportaciones, por causas externas, para así evitar la contracción de la actividad agropecuaria y de la economía en general (por ser altamente dependiente de ésta). Pero pensaba que “Esto debía hacerse con extrema prudencia y mientras no se llegara al pleno empleo de los factores de producción, porque de lo contrario se recaería en procesos inflacionarios” (Cortés Conde 2001 86), a los cuales consideraba muy perniciosos para la sociedad. Es importante también recalcar su desconfianza a que las políticas monetarias sean manejadas por los políticos, por lo cual consideraba que el Banco Central debía ser una empresa mixta del sector público-privado con autonomía de la arena política [5], para que no se cometiera los excesos inflacionarios por razones políticas, que luego criticaría en su informe del ’55.



EL “MANIFIESTO” LATINOAMERICANO.


Si bien Prebisch escribió una gran cantidad de artículos y varios libros, es imposible no considerar especialmente su artículo más famoso, “El desarrollo de la América Latina y algunos de sus problemas”, ya que es considerado el pilar fundacional de la Escuela Estructuralista. Además, en éste presenta algunos de los conceptos centrales de su pensamiento, los cuales venía formando en la etapa precepalina y que desarrollará más cabalmente en la etapa siguiente. En esta parte nos basaremos en el propio Prebisch (1949).


En su artículo, Prebisch comienza criticando el esquema de la división internacional del trabajo, basado en la teoría de las ventajas comparativas, conjuntamente con la especialización en la exportación de materias primas y alimentos de América Latina. Esto lo hace porque rechaza la premisa de este modelo de que el fruto del progreso técnico tienda a repartirse parejamente entre toda la colectividad (lo acepta si por colectividad se entiende a los miembros del centro, pero no si se toma tanto a los del centro como a los de la periferia), ya que según este modelo, ante la mayor productividad de los centros, tendría que darse un descenso mayor de los precios industriales que de los de la producción primaria. Lo cual no ocurre, sino que se da todo lo contrario, hay un deterioro de la relación de intercambio para los productos primarios. Según Prebisch, esto ocurre porque “mientras los centros han retenido íntegramente el fruto del progreso técnico de su industria, los países de la periferia les han traspasado una parte del fruto de su propio progreso técnico” (Prebisch 1949 483). Esto debido a “la mayor capacidad de las masas, en los centros cíclicos, para conseguir aumentos de salarios en la creciente y defender su nivel en la menguante, y la aptitud de esos centros, por el papel que desempeñan en el proceso productivo, para desplazar la presión cíclica hacia la periferia, obligando a comprimir sus ingresos más intensamente que en los centros” (Prebisch 1949 485) [6]. Por lo cual existe un desequilibrio que se manifiesta en las diferencias del nivel de vida de las masas. “De ahí el significado fundamental de la industrialización de los países nuevos. No es ella un fin en sí misma, sino el único medio de que disponen éstos para ir captando una parte del fruto del progreso técnico y elevando progresivamente el nivel de las masas” (Prebisch 1949 479).


Sin embargo Prebisch (1949 480) aclara que “La industrialización de América Latina no es incompatible con el desarrollo eficaz de la producción primaria. Por el contrario, una de las condiciones esenciales para que el desarrollo de la industria pueda ir cumpliendo el fin social de elevar el nivel de vida, es disponer de los mejores equipos de maquinaria e instrumentos, [...] [por lo que] necesitamos una importación considerable de bienes de capital, y también necesitamos exportar productos primarios para conseguirla”. Así, “la solución no está en crecer a expensas del comercio exterior, sino de saber extraer, de un comercio cada vez más grande, los elementos propulsores del desarrollo económico”. Como dice Dosman (2001 91) Prebisch “subrayaba la necesidad de establecer un sistema comercial abierto. [para] Evitar lo que ocurrió después de la Primera guerra Mundial, un circulo vicioso de restricciones comerciales y controles…”


En cuanto a su análisis de las inversiones extranjeras, no promueve un cierre de éstas sino su orientación hacia los sectores sustitutivos de importaciones [7]. Para conseguir una elevación del nivel de vida de las masas, según Prebisch, es necesario un aumento del capital per cápita, un aumento del ahorro interno (no basado en la disminución del consumo de las capas bajas) e inversiones extranjeras direccionadas al aumento de la ocupación industrial de los desocupados. Pero también remarca los límites de la industrialización, “por lo mismo que el capital es escaso y su necesidad muy grande, habría que ceñir su aplicación a un criterio de estricta eficacia” (Prebisch 1949 481) corrigiendo las desviaciones. Además tiene en cuenta los limites externos representado por la necesidad de divisas y las dimensiones optimas de las empresas y los mercados, por lo que considera necesario el fomento de las exportaciones primarias, la implementación de políticas industriales interdependientes entre los países latinoamericanos y políticas anticíclicas.



SU PENSAMIENTO “CEPALINO”.


Si bien los fundamentos de su pensamiento lo podemos hallar en su “manifiesto”, como por ejemplo la concepción centro-periferia, no es menos cierto que este “consiste en un conjunto de ideas de carácter general planteadas a nivel pre-analítico, que como tales no constituyen una teoría formalizada a plenitud” (Rodriguez 2001 42). Es en su etapa cepalina en donde el autor busca dar una formalización a sus teorías, y lo hace en el marco del análisis del subdesarrollo. Es por eso que en este apartado trataremos sintéticamente los conceptos claves de esta visión siguiendo principalmente a Rodriguez (2001)


Para analizar su “teoría del subdesarrollo” latinoamericano podemos recurrir brevemente a sus tres conceptos claves: heterogeneidad, especialización y desarrollo desigual. La heterogeneidad estructural se refiere a la diferencia en la productividad de las distintas ramas de las economías periféricas, basada en la disparidad tecnológica. Dándose ramas con productividades parecidas a las del centro y otras muy atrasadas, generadoras del subempleo característico de la heterogeneidad estructural. La especialización productiva se refiere en las economías periféricas más atrasadas, a la especialización en producción primaria, concentrada en algunos productos, y en las más avanzadas, en la especialización industrial en ciertos bienes de consumo básicos, donde el progreso técnico resulta más reducido. Por lo que no logra conseguir la complementariedad intersectorial y la integración vertical de la producción que poseen los países desarrollados. En cuanto al desarrollo desigual, debido al dispar ritmo de crecimiento de la productividad del trabajo entre los centros y las periferias, se da que ante las transformaciones de los sistemas productivos, se sigue manteniendo la heterogeneidad y la especialización de la economía periférica. Por lo que nos encontramos con un desarrollo desigual entre el centro y la periferia, en donde se perpetúan las diferencias estructurales en vez de converger.


Ante estos problemas de la heterogeneidad, la especialización y su perpetuación, Prebisch considera incapaz al mercado para resolverlo, por lo que cree necesaria la intervención del estado. Pero creía que “si bien el Estado debía apoyar la industrialización, la economía en su conjunto debía seguir impulsada por el sector privado para que prosperara” (Dosman 2001 93), lo que debería hacerse era “Una macrointervención del Estado para crear las líneas gruesas y luego [dejar a] la iniciativa privada para que las aprovechara” (Pollok 2001 20). Para poder apropiarse del fruto del progreso técnico y no seguir sufriendo el deterioro secular de los términos de intercambio la periferia debería realizar un proceso de sustitución de importaciones. Pero “las posibles ineficiencias de la sustitución de importaciones, particularmente en mercados altamente fragmentados, así como la necesidad de evitar que la industrialización se hiciese a costa de la agricultura o del desarrollo exportador, fueron evidentes para Prebisch desde sus primeros escritos en la CEPAL. Por este motivo, desde finales de los años cincuenta, Prebisch y la CEPAL pasaron a defender un «modelo mixto» que combinaba la sustitución de importaciones con la promoción de nuevas exportaciones, especialmente de origen industrial” (Ocampo 2001 26). También fue consciente del problema, que representaban para esto, las escalas de los mercados y de los tamaños óptimos de las plantas de producción, por lo que proponía la integración de la América Latina para generar un mercado amplio que posibilite la escala adecuada.


En esta etapa -es importante recordarlo- ocurre el famoso “informe Prebisch” [8]. Luego del derrocamiento del presidente Perón, ante los excesos cometidos en pos de conseguir una economía autárquica durante su gobierno, se había estatizado y dirigido desordenadamente gran parte de la actividad económica, ahogándose la iniciativa privada y generando grande ineficiencias y desajustes crónicos, por lo cual Prebisch “no dudó en efectuar recomendaciones de política económica bien ortodoxas” (De Pablo 2006 12) para revertir los efectos nocivos del intervencionismo excesivo.


En todo este análisis vemos que “Prebisch se negó a tratar como anomalía lo que en su experiencia fue percibiendo como un modo de ser. Entendió que el subdesarrollo no puede identificarse con un simple estado de atraso [...] lo visualizó como un patrón de funcionamiento y de evolución específica de ciertas economías, que como tal merece un esfuerzo de elaboración teórica también específico” (Rodriguez 2001 42). Y por más que estemos de acuerdo o no con sus conclusiones teóricas, es innegable que su visión es muy útil e importante para comprender el funcionamiento de las economías subdesarrolladas de la periferia.



COMENTARIOS FINALES.


Como vimos hay una evolución del pensamiento de Prebisch con el correr de los años y conjuntamente con su desarrollo profesional, pero “más que por cambios y mutaciones, la metodología de Prebisch se caracteriza por ampliaciones” (Popescu 1986) por etapas. En éstas se va ampliando desde sus intereses macroeconómicos del “ciclo argentino” en la etapa precepalina, al subdesarrollo latinoamericano en la etapa cepalina (los desequilibrios estructurales de la economía periférica), pasando luego al desarrollo del tercer mundo en la etapa de la UNTAD (la defensa de las relaciones comerciales equilibradas), para terminar, más allá de la mera teoría económica, analizando los fenómenos estructurales de la sociedad (estudio social del excedente) en su etapa posterior y final (estas últimas dos etapas las analizaremos más adelante).


Es llamativo ver, como a lo largo de este proceso siendo él mismo el que abrió la puerta teórica a la injerencia del estado en la economía, aún así no era inconsciente de todos los problemas que esto acarreaba en la realidad [9]. Pero a su vez, confiaba en la posibilidad de que tecnócratas de reconocida capacidad (no en la clase política) pudieran planificar e implementar políticas activas de desarrollo. Esto, tal vez, porque como dijo Dosman (2001 90), Prebisch cargaba con “un lastre: [el ser] un hombre honrado en un Estado corrupto”.


Como dice De Pablo (2006 27), el principal legado de Prebisch es la perspectiva centro-periferia, pero como perspectiva y no como “libreto”, ya que Prebisch no era un simple pregonero de la estatización de la economía, aunque sus críticos de derecha así lo acusaran y los de izquierda se lo recriminaran [10]. Más bien, era un profundo pensador latinoamericano que no quiso quedar atrapado en una “sujeción mental a las ideas ajenas” sino que, cometiendo sus propios errores y aciertos, trató de entender la realidad que lo rodeaba por sí mismo, tal como deberíamos hacer todos nosotros.



NOTAS.


[*] Prebisch (1949) página 482, nota al pie de página.


[1] Introducción al primer Estudio Económico anual de la CEPAL, presentado en Junio de 1949, en el segundo período de sesiones de la CEPAL en la Habana.


[2] Prebisch creía que la causa de esto es la confusión por parte del sistema bancario de lo que es ahorro genuino de la población y lo que no, generando un aumento artificial del crédito bancario, el cual erróneamente se utiliza para financiar inversiones de largo plazo.


[3] Aquí entra en juego las diferencias de elasticidades-ingreso de las importaciones y exportaciones que menciona Prebisch, por lo que las importaciones crecen en mayor magnitud que las exportaciones en los auges y luego en las depresiones tiende a ser lenta y gradual la caída de importaciones, generando déficit difíciles de corregir. A esto hay que sumar también la inflexibilidad a la baja del gasto público el cual sube aceleradamente en los auges.


[4] Hay que tener muy presente el contexto histórico en donde se desarrolla esta teoría, con una economía agrícola abierta, con un sistema de patrón oro y sin la existencia de un Banco Central. Por lo que Prebisch descarta la aplicación en la Argentina de la teoría del ciclo de Mitchell, el cual encuentra las causas del ciclo norteamericano en las fluctuaciones de la inversión.


[5] “No se concibe un BCRA manejado por gobiernos”, Prebisch, (1991) Obras, 1919-1948, Fundación Raúl Prebisch, (escrito en 1932).


[6] También habría que agregarse que según la teoría clásica “si las ventajas de la técnica no se propagaban a través de los precios, se extenderían de igual modo por medio de la elevación de los ingresos. [...] Esto es precisamente lo que ocurrió en los centros. [...] Pero no sucedió lo mismo en el resto del mundo. Para ello, hubiera sido esencial que en el mundo entero existiese la misma movilidad de factores de la producción…” (Ibid.), incluyendo la movilidad del factor humano.


[7] Aquí el análisis gira en torno al estrangulamiento en el pago de los servicios financieros, considerando la dificultad de aumentar los ingresos por exportaciones, la idea es reducir las importaciones de bienes de consumo para obtener un diferencial de divisas para pagar los servicios financieros.


[8] “Mientras estaba en CEPAL, fue convocado por la Revolución Libertadora, la que en setiembre de 1955 derrocó a Perón, para efectuar un diagnóstico de la situación económica, con sus correspondientes propuestas, Trabajó aceleradamente: presentó las «primeras impresiones verbales» de su Informe preliminar el 7 de octubre de 1955, es decir, un par de semanas después de haber triunfado la RL; la versión escrita de dicho informe el 24 del mismo mes, y la versión final, titulada «Moneda sana o inflación incontrolable» y «Plan de restablecimiento económico», el 9 de enero de 1956. Informalmente, a todo este material se lo denomina el «Informe Prebisch»” De Pablo (2006) página 10.


[9] Valga como ejemplo el siguiente comentario: “La intervención excesiva y desordenada del Estado ha perturbado seriamente el sistema económico en detrimento de su eficiencia, y juntamente con la inflación, ha generado fuentes de beneficios extraordinarios… El Estado ha pervertido burocráticamente la actividad económica privada, y alentado ciertas proclividades que perturban sobremanera el sano desenvolvimiento de la economía y la administración. No es el Estado incorpóreo, infalible y omnisciente el que actúa en la realidad económica, sino funcionarios concretos que al intervenir en el juego de las actividades privadas, adquieren un considerable poder discrecional que trasciende de la órbita puramente económica… Han quedado pocos técnicos de reconocida capacidad…”. Prebisch, (1955) “Moneda sana o inflación incontenible”. Reproducido en BCRA, Memoria anual. (De Pablo 2006 10)


[10] «Le contaré una anécdota que le ilustrará este punto. En mi informe sobre la Argentina en 1955, predicaba las bondades de la industrialización y la necesidad de promover la iniciativa privada. Una macrointervención del Estado para crear las líneas gruesas y luego la iniciativa privada para que las aprovechara. Algunas semanas más tarde, me visitó el Vicepresidente del Banco Mundial, Burke Knapp, un hombre muy simpático y cordial. Y Demuth estaba ahí. Demuth me preguntó: “¿Por qué se opone a la iniciativa privada en la industrialización y por qué promueve el crecimiento de la empresa estatal? ¿Por qué lo está recomendando?” “¿Qué?”, le pregunté a Burke Knapp, “eso me desconcierta absolutamente. Me atacaron en mi propio país (así como en otros países latinoamericanos) por la forma en que hablaba a favor de la iniciativa privada en la industria, y también en la agricultura y otros sectores. ¿Cómo puede ser que el Banco, que debe estar bien informado, lo ignore y en cambio me haga aparecer como un hombre que promueve el crecimiento de las empresas estatales? Yo nunca lo hice, porque nunca creí en esa posibilidad”.» Prebisch 1985. (Pollok 2001 20)



SELECCIÓN DE LAS PRINCIPALES OBRAS DE PREBISCH SEGÚN DE PABLO.


Introducción a la teoría dinámica de la economía (clases del curso de 1948, Universidad de Buenos Aires), 1948.


“El desarrollo económico de la América Latina y algunos de sus principales problemas”, El trimestre económico, 16, 63, julio-setiembre de 1949.


Informe preliminar acerca de la situación económica, 26 de octubre. Reproducido en BCRA, Memoria anual 1955.


Comentarios sobre el informe preliminar, diciembre de 1955.


Moneda sana o inflación incontenible, 9 de enero. Reproducido en BCRA, Memoria anual 1955.


Plan de restablecimiento económico, 9 de enero. Reproducido en BCRA, Memoria anual 1955.


“El falso dilema entre desarrollo económico y estabilidad monetaria”, Boletín económico de América Latina, 6, 1, marzo de 1961.


Hacia una dinámica del desarrollo latinoamericano, Fondo de cultura económica, 1963.


Transformación y desarrollo, la gran tarea de América Latina, Fondo de cultura económica, 1970.


Capitalismo periférico: crisis y transformación, Fondo de cultura económica, 1981.


“Cinco etapas de mi pensamiento sobre el desarrollo”, El trimestre económico, 50, 2, junio de 1983.


“Argentine economic policies since the 1930s: recollections”, en Di Tella, G. y Platt, D. C. M., eds.: The political economy of Argentina, 1880-1945, Macmillan, 1985.


Crisis del desarrollo argentino: de la frustración al crecimiento vigoroso, El Ateneo, 1986.


“La experiencia del Banco Central Argentino en sus primeros 8 años”, El BCRA en su 50 aniversario, 1935-1985, Banco Central de la República Argentina, 1986.


Pensamiento y obra, Fundación Raúl Prebisch, 1988.


Obras, 1919-1948, Fundación Raúl Prebisch, 1991.



BIBLIOGRAFÍA.


Cortés Conde, R. (2001). “Raúl Prebisch: los años de gobierno”. Revista de la CEPAL. Nº 75, Santiago de Chile, CEPAL.


De Pablo, J. C. (2006). “Prebisch, a 20 años de su muerte”. Anales, A.A.E.P


Di Filippo, A. (1988). “Las ideas de Prebisch sobre la economía mundial”. Revista de la CEPAL. Nº 34, Santiago de Chile, CEPAL.


Dosman, E. (2001). “Los mercados y el estado en la evolución del ʻmanifiestoʼ de Prebisch”. Revista de la CEPAL. Nº 75, Santiago de Chile, CEPAL.


Ferrer, A. (1990). “Las primeras enseñanzas de Raúl Prebisch”. Revista de la CEPAL. Nº 42, Santiago de Chile, CEPAL.


Gurrieri, A. (2001). “Las ideas del joven Prebisch”. Revista de la CEPAL. Nº 75, Santiago de Chile, CEPAL.


Hopenhayn, B. (1988). “Prebisch: pensador clásico y heterodoxo”. Revista de la CEPAL. Nº 34, Santiago de Chile, CEPAL.


Ocampo, J. A. (2001). “Raúl Prebisch y la agenda del desarrollo en los albores del siglo XXI”. Revista de la CEPAL. Nº 75, Santiago de Chile, CEPAL.


OʼConnell A. (2001) “El regreso de la vulnerabilidad y las ideas tempranas de Prebisch sobre el ʻciclo argentinoʼ ”. Revista de la CEPAL. Nº 75, Santiago de Chile, CEPAL.


Pazos, F. (1988). “Raúl Prebisch: banquero central”. Revista de la CEPAL. Nº 34, Santiago de Chile, CEPAL.


Pinto, A. (1986). “Raúl Prebisch: 1901-1986”. Revista de la CEPAL. Nº 29, Santiago de Chile, CEPAL.


Pollok, D., Kerner, D. y Love, J. L. (2001) “Entrevista exclusiva a Prebisch: logros y deficiencia de la CEPAL”. Revista de la CEPAL. Nº 75, Santiago de Chile, CEPAL.


Popescu, O. (1986). “Raúl Prebisch (1901-1986). In Memoriam”. Anales, A.A.E.P.


Prebisch, R. (1949). “El desarrollo de la América Latina y algunos de sus problemas”. En Desarrollo Económico. Nº 103, 1986.


Ricupero, R. (2004) “La renovada contemporaneidad de Raúl Prebisch”. Revista de la CEPAL. Nº 84, Santiago de Chile, CEPAL.


Rodriguez, O. (2001). “Prebisch: actualidad de sus ideas básicas”. Revista de la CEPAL. Nº 75, Santiago de Chile, CEPAL.


Sotelsek Salem, D. F. (2008). “El pensamiento de Raúl Prebisch: una visión alternativa”. Estudios geográficos y urbanos 69. Vol 23 Nº 3. Mexico.


Sprout, R. (1992). “El pensamiento de Prebisch”. Revista de la CEPAL. Nº 46, Santiago de Chile, CEPAL.



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Fecha de Publicación:27/04/2010.


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